Notas de silla de tatuar.
Hoy es uno de esos días que no queremos vivir los tatuadores, las obligaciones no dan espera, y el trabajo que no llega, para completar una cita que incumple, algunos pensamos que la esperanza es lo ultimo que se pierde y por eso porfiamos hasta que el reloj marque la hora del cierre. ya eran casi las 6:00 pm y no pasaba nada, el día se hacia eterno, cuando al estudio llego una mujer, de aproximadamente 30 años, vestida de sastre azul oscuro y portaba un bolso gigante, del que saco una hoja de papel en donde estaba dibujado un delfín, media aproximadamente 8 cm, ella pregunto cuanto puede valer este tatuaje, a lo que conteste, en color y de ese tamaño te cuesta ochenta mil pesos, ella me respondió: -“esta bien, hágamelo”-, yo no lo podía creerlo, se salvo el día, como si fuera flash en cuestión de segundos tenía todo listo y empece a trabajar, serían casi las 7:30 de la noche, ya casi terminaba el trabajo, cuando escuche una voz de mujer, que decía: -“buenas noches, quien me puede colaborar para un tatuaje,”-yo le conteste, -“permíteme un momento ya te colaboramos”- mi padre se encontraba tomando el ultimo tinto del día, de un momento a otro, él llego, y como si la conociera de toda la vida la fue saludando, se pusieron a buscar diseños en el catálogo SPAULDING, nuestra BIBLIA en esos tiempos, pasaban los minutos y nada le llamaba la atención, -“¿puedo ver lo que están haciendo?” pregunto, -“si claro, sigue”- él respondió; entro a la cabina, saludo a la clienta y dijo:-“te esta quedando muy lindo, yo busco algo así”- salió y siguió viendo los catálogos, cuando termine el tatuaje y la clienta se marcho, la chica que esperaba en la sala dijo –“yo quiero ese mismo tatuaje, me pueden hacer?”- él cucho como llamábamos a mi papa, respondió –“tenemos muchos diseños de tatuajes, veamos otro para no repetir”- ella no quiso ceder y nosotros tuvimos que repetir. Pasaron casi dos meses y en el estudio estaba de nuevo la señora desastre azul, ahora se quería realizar un tatuaje en el seno, era un tribal con una flor, acordamos el precio y lo hicimos a la menor brevedad. Ya habían pasado casi seis meses , ahora en el estudio estaba la chica que se copio del delfín, nos contó que trabajaba cerca y pregunto por la señora que tenía su mismo tatuaje, nosotros respondimos, ella se realizó otro tatuaje. “-¡si!, cual?, yo lo quiero ver”- ella pregunto -“ no se si lo podamos encontrar”- -“ busquémoslo por favor, tengo mucha curiosidad”-el cucho tenía la paciencia para paladear estos casos y se puso a buscar y lo encontró, lo más increíble de todo es que ahora ella se lo quería hacer, nos parecía muy extraño el comportamiento de esta muchacha pero al final lo hicimos
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